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INVIERNO EN LAS ISLAS CÍES
Cuarenta años veraneando en las Rias Baixas, y todavía no conocía las Islas Cíes. Había oído maravillas y visto fotos de otro planeta: estampas de paraíso playero con aires caribeños.
Pero no me había asomado a este Parque Natural situado en la Ria de Vigo, al que se llega en barco. Un archipiélago compuesto por tres islotes (San Martiño, O Faro y Monteagudo) con algunas playas, un camping y varias rutas que surcan el terruño y por las que se puede hacer senderismo. Aquí conviven miles de especies marítimas y terrestres con visitantes esporádicos. Hay otros que vuelven y repiten cada año previa reserva con (muchísima) antelación. Es lo que tienen a veces los lugares idílicos. Hay que hacer cola para verlos, engullirlos y disfrutarlos.
Fue el periódico inglés The Guardian quien puso de moda la playa de Rodas más allá de nuestras fronteras.
El aforo es limitado (unas 1.800 personas al día) y solo se puede dormir en camping máximo dos semanas a partir de mayo. Aquel día de invierno en pleno diciembre, éramos veinte personas en una excursión de cuatro horas. Partimos de Vigo bajo un cielo despejado, sol tremendo y olas pacíficas. Tras veinte minutos navegando, arribamos a las Cíes con la playa de Rodas a la vista.
Fue el periódico inglés The Guardian quien la puso de moda más allá de nuestras fronteras. La catalogó como una de las mejores playas del mundo (el periodista debió quedar impactado), y desde entonces, las Cíes son ya famosas en varios idiomas.
Cuando comencé a caminar por San Martiño entre pinos y Rodas a la izquierda, pensé «Sueño cumplido». De todas las fotos que hice, hay tres para enmarcar. Imágenes que cuelgas en un espacio, una pared blanca, y te quedas mirando absorto: el mar profundo en primer plano, azul y muy quieto. Todo en calma, es Galicia.
Mar de Cíes
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