IMÓN Y LA ÚLTIMA FUNCIÓN

Nunca imaginé que fotografiar naturaleza me iba a divertir y conmover tanto a la vez. Tampoco sospeché que las tierras de Don Quijote, tan manchegas y áridas, iban a regalarme colores claros y vivos, rosados y azules.

  Creo que esta era la primera vez que me paraba a contemplar Guadalajara. Contemplar. Ese es el secreto, la clave del disfrute. Pararse y observar mientras das un puntapié a las prisas. Ver qué sucede una tarde de viernes en una aldea de 25 habitantes.

Y así lo cuento muy sencillo:

Llegamos a Imón y el pueblo está en silencio, pero te habla y te escucha. Hay unas salinas abandonadas que en su día tuvieron mucha actividad…

… Las salinas son habitantes longevos que rebosan agua después de unas lluvias feroces.

  Hay un camino largo y estrecho de tierra, por el que pasea un parroquiano con su perro. Un saludo y buenas tardes. En lo alto de un cerro, se inclina un castillo abandonado, en ruinas pero altivo: Aquí estoy yo, parece decirme. A lo lejos, un árbol aislado descansa muy cómodo, como de brazos cruzados en medio de esas llanuras agrestes.

  A la entrada del pueblo, un chopo pelado gesticula con las ramas. Le rodea una planta en flor, que es como una nubecita de algodón. Dan ganas de comérsela a mordiscos.

La aldea tiene dos o tres calles. Una se llama La Soleda (que está muy sola sin su d final). Y hay una iglesia, no, dos, dos iglesias, una de ellas con campana sonante. Algunas casas de piedra están abandonadas, tienen las ventanas rotas, un visillo deshilachado. Hay una terraza restaurante que ya cerró hace tiempo, y un hotel renovado y acogedor, que fue un antiguo convento.

  Es la tarde en un pueblo que forma parte de la ruta del Quijote. Es la España manchega, la Castilla olvidada, o la que se recuerda en los libros. Retratar esta tarde es una delicia acompañada de un sol suave con nubes bajas. Es un momento de colores amarillos, azules y blancos.

  Es un instante de pueblo español, una hora de lectura. De Landero, por ejemplo. Es un escenario anaranjado que nos va a ofrecer su última función del día. La primera del fin de semana.

  Porque la primavera ha llegado a Imón. Y eso hay que celebrarlo.

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