Benidorm

Benidorm es como una píldora de felicidad para los que saben consumirla: los jubilados que arañan un poco de luz y alegría, de descanso merecido; los extranjeros que buscan un hueco de calor y una cerveza fría a buen precio, la tapa de turno, el pincho, unas croquetas. Benidorm es un desfile de buscadores que ya saben de antemano lo que se van a encontrar. Están en su Reino. Y allí se sientan en sus tronos de rayas y colores, dando la espalda a quien realmente les protege: esas figuras inmortales llamadas rascacielos.

Benidorm es un desfile de buscadores que ya saben de antemano lo que se van a encontrar.

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